Un adiós a don Marcelino Cayuqueo

Fue presidente del Parlamento Indigena Nacional y fundador de la Asociación FUTA TRAW, de la Comisión de Pueblos Originarios del Consejo Consultivo de la Sociedad Civil de la Cancillería Argentina, de la que era su coordinador hasta su fallecimiento.

UN ADIOS A DON MARCELINO CAYUQUEO

El 22 de febrero de 2011 falleció en la Ciudad de Buenos Aires don Marcelino Cayuqueo. Perteneciente a una antigua y representativa familia mapuche de Los Toldos, fue uno de los pilares de la difusión de la causa indígena en todos los niveles de la sociedad. Su compromiso, heredado de sus mayores, no cejó nunca. Tenía la responsabilidad de llevar la voz indígena a todos, responsabilidad que antes habían tenido su padre lonko y su hermana.
No hubo épocas difíciles en las que dejara a un lado su incansable busca de reconocimiento y reparación por las injusticias que persisten sobre los pueblos originarios. Tampoco buscó favoritismos especiales para él ni para su comunidad de Los Toldos, sino que exigió el cumplimiento de las leyes vigentes en nuestro país y, si bien su comunidad era Los Toldos, su compromiso abarcaba a todos los grupos indígenas.
Todo lo hizo a pulmón y con gran esfuerzo económico personal, ya que pese a las incontables promesas de muchos organismos que debían aportar financiamiento, todas eran promesas incumplidas y don Marcelino trabajaba como kinesiólogo -llevando una vida frugal- para costear y mantener adelante su tarea, su misión y su responsabilidad heredada por generaciones, de dar voz a los indígenas.
Fue presidente del Gran Parlamento Indígena Nacional que se celebrara en 1970 y se repitiera en 1972. Además fundó FUTA TRAW Gran Parlamento Indígena, Asociación civil, para elevar sus reclamos según las modernas estructuras burocráticas. También fue fundador de la Comisión de Pueblos Originarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Exterior y Culto de Argentina –de donde era su Coordinador- espacio donde trabajó intensamente ad honorem para hacer oír la voz indígena y también para promover la causa indígena a nivel transnacional.
Su legado, si bien amplio y productivo, nos compromete a seguir adelante con las necesidades planteadas: cumplimiento pleno de la ley 23.302 del año 1985, organización del catastro sanitario a nivel nacional (que pueda dar información fehaciente sobre el perfil de enfermedades de las comunidades indígenas), reconocimiento de las tierras que fueron enajenadas ilegalmente y -otras intrusadas con aval político- y que vuelvan a sus propietarios legítimos (casos de la tribu de Coliqueo, Raninqueo, Yanquelen, Rondeau, Catriel, etc.).
Don Marcelino dedicó su vida a la causa indígena como lo hicieran sus mayores. Actualmente hay una revalorización sobre la necesidad de reconocimiento a la cuestión indígena y hay consenso social al respecto: nadie corre riesgo de persecución o de burla por el sólo hecho de plantear estos temas. Esto se debe a personas como don Marcelino, que insistían cuando nadie quería escuchar, cuando pocos reconocían sus propios ancestros indígenas y cuando era vox populi que “en Argentina no hay indios”.
Pues en Argentina hay indios y hay mestizos, y es gracias a la permanente dedicación de don Marcelino y otros como él, que actualmente podemos pensar en términos de reconocimiento, inclusión e integración respetuosa (no homogeneización como antaño) para todos los habitantes de nuestro país.
Sabemos que la tarea es ardua pero el recorrido que hizo Don Marcelino nos abrió un camino que debemos transitar y mejorar. Actualmente no hay peligro pero sí mucho trabajo. Es nuestra obligación para con las generaciones que nos sucedan.
Asociación RESPUESTA para la PAZ lo despide muy sentidamente.
Don Marcelino, ha sido un honor y un privilegio haber colaborado con Ud.
Diana de la Rúa Eugenio